Percepción Consciente
1 Percepción consciente
La consciencia nos permite experimentar el entorno que nos rodea y nuestro
interior. Nuestro cerebro procesa la información captada por nuestros sentidos
y es capaz de darle un sentido y explicación gracias al procesamiento de la
consciencia. Según el neurólogo Anil Seth, nuestro cerebro
no "ve luz" o “escucha sonido”, sino que, alojado y aislado de los
estímulos externos en el cráneo, solo es capaz de "ver" impulsos
eléctricos que llegan desde los sentidos a través de los nervios. El cerebro
combina estas señales eléctricas generando una percepción, un proceso de
conjeturas, combinado con sus creencias y conocimientos ganados en experiencias
anteriores sobre cómo es el mundo y cómo funciona, para formar la mejor
respuesta de qué es lo que causó estos estímulos en forma de señales eléctricas.
Por tanto, se podría afirmar que el cerebro “predice” el futuro en pequeños
instantes, generando una ilusión de la realidad presente.
Como se demuestra en la siguiente imagen (Ilustración 1), nuestro
cerebro predice y conjetura que un objeto genera una sombra sobre una
superficie.
Ilustración 1. Ilusión de sombras
Fijémonos en que, aparentemente los cuadrados A y B son visualmente
diferentes, el A parece más oscuro que el B. Sin embargo, y aunque nos parezca
extraño, son exactamente iguales y del mismo color (Ilustración
2).
Este tipo de ilusiones capaces de generar una falsa
percepción de la realidad debida a la
interpretación errónea de los datos que perciben los sentidos no solo afectan a la vista. Dada nuestra variedad de órganos sensoriales
conlleva una variedad de ilusiones engañosas (percepción auditiva, táctil…)
Esto demuestra que, conscientemente, percibimos la mejor suposición
generada por el cerebro de lo que hay en el mundo. Se cree que el
funcionamiento erróneo del cerebro en estos casos produce alucinaciones y
enfermedades como la esquizofrenia, una percepción no controlada que hace
percibir a las personas elementos y estímulos que no son reales. Percibimos el
mundo de manera interna y externa. De manera interna, no sentimos ni recibimos estímulos de nuestros órganos internos, a no
ser que tengan algún tipo de mal funcionamiento; en este caso se envía un
impulso que nuestro cerebro reconoce como dolor.
Antiguos filósofos como Immanuel
Kant (1724- 1804) Ya enunciaron teorías parecidas.
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